Cada 24 de octubre se conmemora el Día Internacional Contra el Cambio Climático, una fecha que busca crear conciencia en la población y; a la vez, pretende involucrar a las industrias para que se unan con acciones a favor del cuidado del planeta.

Durante los últimos años, los efectos del cambio climático han sido visibles, las temperaturas globales han registrado un aumento de más de 4°C; en algunos países las temperaturas mantienen niveles por encima de los 40°C; mientras las olas de calor con temperaturas de hasta 50°C, se han vuelto más comunes en los países tropicales.

La pandemia provocó la paralización de las actividades productivas y de transporte a nivel mundial, aspecto que generó un impacto positivo momentáneo; al registrar una disminución significativa en la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, las consecuencias, que vendrán si no se toman acciones inmediatas para frenar el cambio climático; se verán reflejadas en afectaciones en los ámbitos de la salud, energía, turismo, entre otros.

Compromisos individuales

Retomando las actividades productivas se empieza un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero y, consecuentemente, la afectación a los ecosistemas. Por tanto, es indispensable implementar acciones inmediatas que deben ser asumidas de forma particular y colectiva, tales como:

• La reducción del consumo innecesario de bienes y servicios no esenciales. 
• La reparación de aparatos eléctricos o electrónicos que aún estén funcionales.
• El aprovechamiento de productos o residuos que puedan ser utilizados en otras actividades.
• El fortalecimiento de las prácticas de clasificación y reciclaje de residuos.

Acciones empresariales para frenar el cambio climático

Las acciones que se pueden asumir desde la industria para mitigar los impactos ambientales que inciden en el cambio climático están expuestas en la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsados por las Naciones Unidas. Precisamente, uno de estos objetivos es la consecución de alianzas para el desarrollo sostenible.

Un ejemplo es UNACEM Ecuador que cumple con su compromiso ambiental orientado a fortalecer los procesos de economía circular en el país. Además, se alianza con el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica y la Corporación Ecuatoriana para la Responsabilidad Social y Sostenibilidad, CERES, para la creación de la plataforma Simbiosis Industrial EC. La cual busca incentivar a las empresas a intercambiar los residuos sólidos no peligrosos que generen para que puedan ser parte de otros procesos productivos y así promover nuevos modelos de negocio sostenibles.

Esta iniciativa es un verdadero hito para la sostenibilidad en Ecuador ya que permite desarrollar el ecosistema propicio para que el país se genere una Economía Circular, donde primen la eficiencia en el uso de recursos, la innovación, el aprovechamiento y la resiliencia.

La empresa ha implementado buenas prácticas de economía circular desde hace más de una década, sustituyendo combustibles fósiles por alternos; como, por ejemplo, la biomasa proveniente de la cascarilla de la palma africana. También ha sustituido materias primas, como es el caso de los desperdicios de la industria del acero que es aprovechada en sustitución del mineral de hierro.

La reducción del consumo de energía en los procesos industriales de la empresa, es otro aporte significativo. Ha sido reconocida por parte del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica como empresa “Eco-eficiente”.

Se implementaron programas, mantenimiento y buenas prácticas operacionales, denominadas las “10 reglas de oro de energía” que consisten en:

• Optimización de molino de bolas para la reducción de energía.
• Minimización de fugas de aire falso.
• Control de equipos marcados en vacío.
• Optimización del molino vertical para reducción de consumo de energía.
• Control eficiente de gases.
• Monitoreo de energía.
• Gestión de la producción.
• Dominio del impacto de calidad en el consumo de energía.
• Control del tamaño de alimentación al molino.
• Minimización de uso de aire comprimido.

La práctica de estas “reglas de oro de energía”, ha logrado en 2020, una reducción del 10.61% en el consumo de energía eléctrica. Todos estos esfuerzos están relacionados a eficiencia energética y producción más limpia. Permitiendo así que la UNACEM Ecuador se posicione por debajo de los índices de emisiones que manejan las industrias cementeras a nivel Latinoamericano y del mundo, con 525 kg CO2/Tonelada de cemento según la Federación Interamericana del Cemento FICEM.